sábado, 20 de noviembre de 2010 | By: FiloPride

El cuento medieval: constantes temáticas

El cuento de Boccaccio, perteneciente a la Jornada VI del Decamerón,
bajo el mandato de Elisa:
Quiquibio, cocinero de Currado Gianfigliazzi, con una
rápida respuesta para salvarse, convierte la ira de Currado en risa, y escapa
del castigo con que éste le había amenazado.

Ya se callaba Lauretta y todos habían alabado muchísimo a Nonna, cuando
la reina le ordenó a Neifile que continuase; y ella dijo:
- Aunque el rápido ingenio, amorosas señoras, preste a menudo palabras
útiles y bellas, según los casos, a quien habla, también la fortuna, que a veces
ayuda a los temerosos, pone súbitamente en su lengua algunas de esas que
jamás quién habla habría sabido encontrar con el ánimo sosegado; y esto es lo
que pretendo demostraros con mi cuento.
Currado Gianfigliazzi, como todas vosotras habéis podido ver y oír, ha sido
siempre un notable ciudadano de nuestra ciudad, liberal y espléndido, y llevando
continuamente vida caballeresca se ha deleitado con perros y aves de caza, por
no decir ahora sus más destacadas obras. El cual, habiendo matado un día con un
halcón suyo una grulla junto a Perétola, al verla gorda y tierna se la mandó a un
buen cocinero suyo que se llamaba Quiquibio y era veneciano; y se la mandó
diciendo que se la asase para la cena y se la preparase bien. Quiquibio, que era
tan ridículo charlatán como parecía, una vez preparada la grulla, la puso al fuego y
comenzó con diligencia a cocinarla. Y estando ya casi hecha y despidiendo un olor
buenísimo, sucedió que una mujercilla del barrio, que se llamaba Brunetta y de
quien Quiquibio estaba muy enamorado, entró en la cocina, y al percibir el olor de
la grulla y al verla, le rogó cariñosamente a Quiquibio que le diese uno de sus
muslos. Quiquibio le respondió como cantando y dijo:
- No lo tendréis de mí, doña Brunetta, no lo tendréis de mí.
Por lo que doña Brunetta, enfadada, le dijo:
- Por Dios, que si no me lo das no tendrás nunca de mí nada que te guste.
Y, para abreviar, la discusión fue larga; al final Quiquibio, para no contrariar
a su señora, arrancándole uno de los muslos a la grulla, se lo dio.
Al llevar luego ante Currado y algún huésped suyo la grulla sin muslo, y al
asombrarse Currado de ello, hizo llamar a Quiquibio y le preguntó qué le había
pasado al otro muslo de la grulla. Y el veneciano mentiroso respondió enseguida:
-Mi señor, las grullas no tienen más que un muslo y una pata.
Currado, entonces, dijo enojado:
-¿Cómo diablos no tienen más que un muslo y una pata? ¿Es que es esta
la primera grulla que veo?
Quiquibio continuó:
- Señor, es como yo os digo; y cuando queráis os lo haré ver en los vivos.
Currado, por respeto a los huéspedes que tenía con él no quiso seguir
discutiendo, sino que dijo :
-Ya que dices que me lo harás ver en los vivos, algo que jamás ni vi ni oí
decir que ocurriese, pues quiero verlo mañana por la mañana y me quedaré
satisfecho; pero te juro por el cuerpo de Cristo que, si es de otro modo, te
arreglaré de manera que para tu desgracia te acordarás de mi nombre mientras
vivas.
Acabada pues esa noche la discusión, a la mañana siguiente, cuando
asomó el día, Currado, a quien el sueño no le había calmado la ira, aún todo
indignado se levantó y ordenó que le llevasen los caballos; y haciendo montar a
Quiquibio sobre un rocín, le llevó hacia un río, en cuya orilla siempre, al amanecer,
se solían ver grullas, diciendo:
- Pronto veremos quién mintió anoche, si tú o yo.
Quiquibio, al ver que la ira de Currado aún duraba y que tenía que
demostrar su mentira, sin saber cómo arreglárselas cabalgaba tras Currado más
muerto que vivo, y de buena gana si hubiese podido se habría escapado; pero
como no podía, miraba, bien adelante, bien atrás y a los lados, y lo que veía creía
que eran grullas que estaban a dos patas.
Pero ya una vez llegados cerca del río, consiguió ver antes que nadie en la
orilla de éste unas doce grullas, que estaban todas sobre una pata, como suelen
hacer cuando duermen; por lo que él, mostrándoselas rápidamente a Currado,
dijo:
- Señor, podéis ver perfectamente que anoche os dije la verdad, que las
grullas no tienen más que un muslo y una pata, si miráis a aquellas que están allí.
Currado al verlas dijo:
- Espérate, que te demostraré que tiene dos.
Y acercándose algo más a ellas, gritó:
- ¡Ox, ox!
Y a este grito las grullas, sacando fuera la otra pata, después de algunas
zancadas, comenzaron todas a huir; por lo que Currado, volviéndose a Quiquibio,
le dijo:
-¿Qué te parece, bribón? ¿Te parece que tienen dos?
Quiquibio, casi aturdido, sin saber ni él mismo de dónde le venía, respondió:
- Sí, señor, pero a la de anoche no le gritasteis: “¡ox, ox!”; porque si le
hubieseis gritado así, ella habría sacado el otro muslo y la otra pata, como han
hecho éstas.
A Currado le gustó tanto la respuesta que toda su ira se mudó en alegría y
risa, y dijo:
- Quiquibio, tienes razón; debía haberlo hecho.
Así pues, con su rápida y divertida respuesta, Quiquibio esquivó el castigo y
se reconcilió con su señor.

El episodio de Pitas Payas incluido en el Libro de Buen Amor.
EJEMPLO DE LO QUE ACONTECIÓ A DON PITAS PAYAS, PINTOR DE
BRETAÑA.

Del que olvidó a la dueña te contaré la hazaña;
si creyeres que es burla, dime tú otra tamaña.
Erase Pitas Payas, un pintor de Bretaña,
Casó con mujer moza, gustaba su compañía.
Antes del mes cumplido, él dijo: “Marcharé
a viajar a Flandes, y donde os traeré”.

 Ella dice: “Señor, yo bien lo aceptaré;
no olvidéis vuestra casa ni a mí, que quedaré”.
Dijo don Pitas Payas: “Mi dueña de hermosura,
quiero pintar en vos una buena figura,
para que así os guardéis de toda otra locura”.

Ella dice: “Señor, haced vuestra mesura”.
Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero.
Fuese don Pitas Payas, cual nuevo recadero.
Estuvo allá dos años –no regresó al primero -:
se le hacía a la dueña un mes un año entero.
Como estaba la moza, poco hacía, casada,
- con su marido había hecho poca morada -,
un amante tomó y pobló la posada:
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

Pero, cuando ella oyó que venía el pintor,
muy deprisa envió por aquel su amador;
dijo que le pintase, cual pudiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor:
pintole con la prisa un adulto carnero,
provisto en la cabeza de todo un buen apero.
Luego, en el mismo día, llegó allí el mensajero:
que ya don Pitas Payas se acercaba certero.

Cuando el pintor de Flandes por fin hubo venido,
por su misma mujer fue muy mal recibido;
una vez que en la sala los dos se han recogido,
la señal que le hiciera no la ha echado en olvido.
Dijo don Pitas Payas: “Mi señora, enseñad
la figura que os hice, y tengamos solaz.”

Dice ella: “Mi señor, venid vos y mirad;
todo lo que queráis observar, observad”.
Miró don Pitas Payas el ya dicho lugar
y encontró un gran carnero de armas de prestar:
“¿Cómo es esto, señora? ¿Cómo habéis de explicar
que yo pinté un cordero y encuentro este manjar?”

Mas como en estos hechos es la mujer peor
y más sutil, le dice: “¡Y cómo, mi señor,
un cordero en dos años no es carnero mayor?”:
habed venido antes, y sería menor”.
Aprende en este ejemplo, no dejes lo obtenido;
no seas Pitas Payas: para otro ha recogido.
A la mujer incita con un hablar rendido:
cuando te lo prometa, no lo eches en olvido”.(…)

A continuación puedes ir observando los aspectos comunes y las
diferencias de cada uno de los textos
BOCCACCIO & ARCIPRESTE DE HITA

1.-Está escrito en prosa o en verso:          1.Prosa           2.Verso
2.-Pertenece a la corriente literaria:           1.Humanismo  2.Mester de clerecía
3.-Nacionalidad:                                         1.Italiana          2.Española
4.-¿En cuál de estos capítulos del             1.En el tercero 2.En el tercero
   Decamerón incluirías cada cuento?
- Trata de quien con el ingenio
   lograse algo muy deseado.
- Aquellos cuyos amores
   tuvieron infeliz final.
- Quién, al ser provocado, se
defendió con algún agradable
dicho ingenioso, o con rápida
respuesta evitó una pérdida,
un peligro o un escarnio.
5.-¿Cuál es la contestación? Escribe la rápida respuesta que ofrece cada uno de los dos autores.
                        1.     Sí,señor,pero a la de anoche no le gritasteis: "¡ox, ox!";porque
                                si hubieseis gritado así, ella habría sacado el otro muslo y la otra
                                pata como han hecho éstas.
                        2.     "¡Y cómo, mi señor,un cordero
                                 en dos años no es carnero mayor!":
                                 habed venido antes, y sería menor.
6.-¿Qué reacción provoca en el antagonista? 1. La clemencia y la risa 
                                                                    2.No está mencionado en los textos.
7.-¿Qué consigue con ello?   1.El perdón de su amo 
                                             2.Escarmento del marido que no está presente.
8.-¿Qué reacción provoca en el lector?   1.La risa  2.La risa
9.-¿Crees que es moralizante?  1.No exactamente.Simplemente el autor quiere
                                                   mostrar como librarse de un peligro.
                                                2.No es moralizante exactamente del todo.
                                                   Entra en juego la ambigüedad del propio
                                                   arcipreste, es decir que la moralidad es ambigua como
                                                   la que muestra el autor.
10.-Pon un título a cada uno.   1.El muslo de la grulla,reconciliación.
                                               2.Las promesas,promesas son.

SEMEJANZAS:
-Las dos obras generan cierta risa en el lector.
-Pertenecen al siglo XIV
-Muestran que hay respuestas rápidas y la inteligencia ágil que libran de peligros.

DIFERENCIAS:
-Nacionalidad de los autores.
-Movimiento cultural al que pertenecen.
-Estamento social.
-Un texto en prosa otro en verso.

CONCLUSIONES:
Podemos destacar el sentido del humor en los textos, la capacidad del ingenio que se puede tener, el disfrute
de la vida...
Ambos autores parecen conocer una misma historia pero con diferentes maneras de tratarla en sus textos.

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